Más que sus palabras o las frases que hacía para mi, más que el tiempo en que tardaba en mover sus labios o sonreír, lo que realmente me hipnotizaba era su silencio.
Su forma de decirme todo sin abrir la boca, el movimiento de sus manos sin siquiera tocarme, su ser. Su todo va a estar bien, su manera de acercarse. La forma en que todos desaparecían cuando estaba sobre su hombro, su brazo, su otro brazo que siempre me sostenía, más que todo, lo que realmente me dejaba callada era su silencio.