El vestido era blanco con girasoles azules, muy fácil de moverse al caminar. Me encantaba combinarlo con botas, y usarlo sin nada por debajo, la forma en como lo veía cuando lo traía puesto, tan él, tan atrevido. Ese día se convirtió en mi vestido favorito por como me lo quitó, y desde entonces no lo he vuelto a usar.