¿Sabes que tu nombre puede llegar a incomodar?
Incomoda cuando imagino que todo va mal
y quiero refundirme en un estado
en el que pienso no puedo escapar.
Incomoda porque escucho tu nombre,
y los gusanos o mariposas que
llevo dentro empiezan a moverse.
Cuando el simple hecho de escucharlo
dibuja una sonrisa en mi rostro,
sin importar el estado de ánimo en el
que me encuentre o que tan brillante
está el cielo o como va cayendo el sol.
Incomoda porque puede llegar a sacarme
de ese hueco caprichoso en el que me quedo,
y quizá, sólo quizá puede lograr que sonría.
Tu nombre me incomoda,
porque no me deja respirar.